El Real Madrid derrotó 3-1 al Atlético de Madrid en el derbi madrileño, un derbi que en unos años pasará a llamarse clásico, ¿por qué digo clásico? Pues porque sólo hay un ganador en él. El Real Madrid no pierde un derbi desde 1999; y el Atlético no lo gana desde 1999. ¡Qué más da!
El partido fue como una repetición del partido frente al Hércules o Villarreal: eso quiere decir que sabemos cómo va a terminar la cosa, pero aun así témenos que algo salga mal. El Real Madrid tiene acostumbrados a los aficionados a entregar ese tipo de partidos: empezar abajo en el marcador, empatar rápido, e irse así hasta que se acaban las uñas de los espectadores. ¿Querían saber algo más del derbi? Realmente ya se los dije todo.
El Atlético se adelantó en el marcador por medio de ‘Cachabacha’ Forlán. En un posible fuera de juego del Kun Agüero, donde Iker Casillas le cometió un claro penal que el colegiado se tragó, el uruguayo puso el 0-1 a puerta vacía. No llegó Ramos, ni mucho menos Carvalho. ¡A Mourinho le hace falta Pepe!
Pero lo ya les dije, el Madrid empata rápido las cosas. Y así fue. Tan solo siete minutos estuvo abajo en el marcador el equipo de Chamartín, ya que en un centro teledirigido de Ángel di María, aquel jugador que durante la Copa del Mundo los medios y los antis lo tachaban de malo e ineficaz, ese mismo, le puso el balón en la cabeza a Sergio Ramos, y el de Camas con su pelo estilo “Gladiador” o “300”, puso el empate en el Teatro de la Castellana, como lo llama Fernando Palomo.
Y el Real Madrid fue más, se adueñó de la pelota y no se la prestó al Atleti. Más aun con Marcelo intentado, con Ronaldo pegándole desde donde encontrara el balón, y con di María y Ozil más conectados que nunca, el Madrid no pudo con David De Gea o el checo Ujfalusi. ¿El checo recordará a Messi?
Pero en la segunda mitad salió un Madrid con menos pelota, pero con más gol. Al 61’ marcó Cristiano Ronaldo, que tras una genialidad de Mesut Ozil. El alemán se quitó a dos en el borde del área, y mandó el balón con un centro-vaselina que por poco y ocasiona el segundo gol de Kaká en la temporada. Si fuera por un segundo más estaríamos hablando de un gol del brasileño, pero hablamos del gol de Ronaldo.
Y posteriormente, al minuto 90’, tras dos horribles intentos de rechace de la zaga rojiblanca, ¡qué espanto!, Mesut Ozil, el genio blanco, el hombre con la varita mágica—y eso que no es Harry Potter—, el de la batuta, ¿y si lo llamamos el “director de la orquesta”?, puso el 3-1 con un delicado toque con esa magistral zurda, con esa educada y precisa pierna izquierda que los dioses del balompié le otorgaron. ¡Vaya genio! Sin duda tenemos frente a nosotros a algún sobrenatural o extraterrestre. ¡Vaya genio!
Y así de sencillo como canta un gallo en la madrugada ganó el Madrid, con un fantástico Ozil, un cumplido Ronaldo y una cabeza de Ramos. Ahora vamos a ver la vuelta desde el antiguo Manzanares, “o en Metropolitano donde lloraba mi abuelo…”, diría Sabina.
ke grandes somos...!
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