En esta sesión, inauguramos una nueva sección en la página: Clásicos del fútbol.
El primer evento que quisiera llevarles a ustedes, es el día en que bajaron a un Dios de su propio trono, el día en que Argentina, comandado por su legendario 10 en la banca, y por el homónimo contemporáneo en la cancha, fue abatida y aplanada por una generación joven y multi racial alemana, el día en que el Mundo entero vio como las estrellas argentinas fueron apagadas por un grupo desconocido de muchachos germanos, quienes a base de buen fútbol, y veloces contragolpes, los despidieron en un severo baño de humildad.
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El juego había tenido ambiente de sobra. Desde días antes de que fuera disputado, los alemanes pusieron la dosis de polémica por la guerra verbal que inició el cerebro del equipo, Bastian Schweinsteiger, acusando a los gauchos de "manipuladores", a lo que siguió el capitán Philip Lahm ,quien dijo tajantemente "sabemos que los argentinos son temperamentales, y no saben perder...veremos como pierden y como se comportan después de la derrota."
A Argentina le gusta jugar a las palabras sobrantes, por lo que Maradona acuso a Schweinsteiger de nerviosismo, y se le vio diciendo previo al juego que los teutones solo saben correr, pero que de fútbol no saben nada.
Con todos los trapos ya en el sol, llegaba la hora de jugar.
En los pasillos, Diego Maradona besaba y abrazaba a cuanto jugador se le atravesaba, gritando que ellos hablarían en la cancha; del otro lado, Joachim Löw lucía un tanto impaciente, y sin consentir a sus jugadores, solo esperó la hora de iniciar.
El juego estaba en pleno desarrollo, y en la primera corrida germana en apenas 3 minutos, Lucas Podolski es derribado por Nicolás Otamendi, obteniendo un tiro libre por el costado de la derecha. El encargado de ejecutarlo fue Bastian Schweinsteiger. Era una jugada clásica alemana, centro al primer palo, y Thomas Müller llegaba peinando el balón, tras una pésima marca de Otamendi y peor colocación de Sergio Romero, y los descarados jóvenes alemanes ya hablaban en la cancha con el 1-0 en el marcador.
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Argentina descubría una situación desfavorable por primera vez en la Copa del Mundo. Y es que en todos los juegos previos, Messi y compañía siempre habían estado en ventaja en el marcador, pero ahora les tocaba ir a chocar y tumbar a la muralla alemana impuesta por Löw.
El juego enloqueció, pues lejos de deprimirse, Argentina sacó el orgullo característico, y en jugadas individuales, trataban de perforar la defensa europea. Todo lo contrario a Alemania, quien tan solo esperaba por una desatención gaucha en ataque, para rematarlos con la especialidad de la casa: el contragolpe.
Estuvo cerca Alemania del segundo, con un Müller, a quien Maradona le dijo que era un alcanza bolas nada más, desbordando por el costado de la derecha, dejando el balón servido a Miroslav Klose, quien mandó el balón por encima de la portería.
El mismo Müller usaba la mano para robarle el balón a Messi en la entrada del área, el árbitro lo sancionaba rigurosamente con una tarjeta amarilla, y del tiro libre surgía una de las tantas jugadas polémicas del juego: Otamendi levanta el balón, y entre Tevez e Higuaín baten a Manuel Neuer. Tristemente, esta vez el árbitro no era el mismo del juego contra México, y el gol era anulado por un claro fuera de lugar de todo el pueblo albiceleste.
Así, con una Alemania golpeando por todas partes hasta ver un espacio abierto, y una Argentina a puras individualidades, el primer tiempo terminaba con una ventaja mínima en favor de los centro europeos.
Para el segundo tiempo, Argentina entró renovada, dispuesta a cambiar la historia. Lio Messi no estaba en su mejor partido, por lo que la garra inagotable de Carlos Tévez y la movilidad de Ángel di Maria tenían que dar la cara por los argentinos. Y, ciertamente, cumplieron, pero solo durante 20 minutos, pues a partir del 66', y con el último disparo desviado del último mencionado, se desvanecieron los de Maradona, e inicio el baile germano.
¿Recuerdan ustedes el juego rudo, fuerte y poco estético de Alemania? Bueno, Joachim Löw anuló por completo la leyenda alemana, e impuso juego de equipo, rapidez, creatividad y dinamismo, sin dejar a un lado el corazón y la fuerza de antaño. Una muestra de ello, fue el segundo gol alemán.
Thomas Müller es derribado en el costado de la izquierda, y ante la inocencia e ingenuidad de los zagueros argentinos, manda un servicio a Lucas Podolski, quien llegaba al área sin marca alguna, dejándole finalmente el balón al veterano Miroslav Klose para que definiera a placer, sin arquero, con el arco abierto, y empezar así a saciar su sed de gol.
Era el 2-0,minuto 68, y Maradona sabía que a partir de ahí, era matar o morir intentando matar. La noche se le dejaba venir, y en su desespero, mandó a la batalla a Pastore, sacando a Otamendi, de pésima actuación...de nada sirvió.
El tercer gol apenas tardó 6 minutos en llegar. Tiro de esquina, una combinación entre Mesut Özil y Schweinsteiger, hizo que el balón terminara en pies de éste, quien se envalentonó y dejó en el camino a cuanto argentino se le metió en el camino, se dio el lujo de llegar a línea de fondo, otorgando la Jabulani a Arne Friedrich, defensor central, quien ante una miedosa barrida de Demichelis, empujó el balón, otra vez los alemanes se encontraban con el arco a su disposición, y hacía el 3-0.
Detrás del arco, Schweinsteiger celebraba con Özil y Mertesacker, mientras Friedrich, Klose, Lahm y Podolski lo hacían al borde del área. Los alemanes estaban desatados, incontrolables, en los palcos de honor, Ángela Merkel corría de un lado a otro celebrando, y los argentinos estiraban tan solo podían estirar sus rostros, pues no daban crédito a lo que estaban presenciando.
Maradona planeaba que el "Kun" Agüero le diera un nuevo aire a su equipo, pero el delantero del "Atleti" ingresaba al campo con el partido ya resuelto, y solo llegaba a mostrar su orgullo y garra.
Un 3-0 era ya un resultado digno, pero la sed de gloria de Alemania no tenía fin, y en un vano ataque de Argentina, Schweinsteiger pelea el balón con Heinze, la esférica queda luego de una carambola en pies de Lucas Podolski, quien conduce la misma por todo el costado izquierdo sin que Mascherano pudiera siquiera acercarse, y Burdisso y Demichelis esperando el tiro de gracia. Finalmente, en el borde del área, Podolski deja el balón a Özil para que levante un magistral servicio a donde se encontraba el goleador europeo de la década, Miroslav Klose y cruzara, de primera intención, a Sergio Romero, convirtiendo el cuarto gol de la noche.
El juego se terminaba, y Maradona entraba cabizbajo a la cancha a despedirse de sus jugadores, contemplando como los alemanes le enseñaron a hablar a puro fútbol. A la larga, el entrenador sudamericano pagó caro su error de no jugar en equipo, apostando solo a 11 jugadores de buen nivel y que ellos hicieran lo que pudieran.
El Mundial es el evento que llama a los futbolistas a escribir su nombre en la historia de los mejores, este se esperaba que fuera el de Messi, pero su juego desapareció el día menos indicado.
No se puede hechar solo la culpa a Argentina, pues eso es quitarle mérito a Alemania. Lo que hizo distinto a Alemania del resto de rivales anteriores para los argentinos,es que ellos no los respetaron, jamás les tuvieron miedo, y salieron a devorarlos desde el primer minuto, sin dejarlos respirar, sin darles una mínima oportunidad de pedir misericordia, y terminaron amordazándolos y destruyéndolos en una noche memorabale para ellos. Liderados por un perfecto Schweinsteiger y un impasable Lahm, Alemania respaldó su juego en la juventud de Khedira, el talento de Özil, Podolski y Müller, la veteranía de Klose, más la experiencia de Mertesacker y Friedrich, complementados por la seguridad de Boateng y Neuer, los alemanes dieron un recital, toda una clase de fútbol total.
He ahí mi primera publicación, espero que les haya gustado.
Dudas o comentarios (con respeto y cordura) pueden buscarme en facebook: hector_amr@hotmail.com
Muchas gracias.
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