lunes, 20 de diciembre de 2010

El día que vi campeón a mi equipo

Por Javier del Cid.

Ayer vi el mejor partido de mi vida. Me levante (¿o me levantaron?), era temprano, domingo 19 de diciembre de 2010. Me metí en la regadera y deje que el agua recorriera mi cuerpo, “hoy el albo puede ser campeón”, pensé. Poco después me vestí, no encontré mi camiseta de los cremas, entonces me puse otra blanca: la del Real Madrid. Me mal comí unos huevos y un pan francés, y enfile camino hacia la casa donde iba a presenciar la final de vuelta del Torneo Apertura 2010. CSD Municipal vs. CSD Comunicaciones.

Llegue tarde, tuve que oír siete minutos en mi Emisoras Unidas. Cuando por fin me baje del auto, y arribe a donde estaba el televisor, había un tiro libre directo en la frontal del área. Nomás voltee a ver, y Rolando Fonseca marcó el 0-1 a favor de los míos. Lo grite, lo celebre, y lo volví a gritar.

Los siguientes 40 minutos fueron de infarto, los rojos no dejaban de llegar a la portería defendida por el petenero Juan José Paredes. Me pregunté: ¿Cuántas veces has disfrutado ver a tu equipo campeón? De las dos que había presenciado, ninguna. Así que me propuse seguir alentando a los cremas del Comunicaciones, ganaran o perdieran, hasta que terminará la final.

Y así fue: sufrí como sufrió Úrsula Iguaran, sufrí como lo sufrió Cara de Ángel, y como no, sufrí como sufrieron los 11 héroes vestidos de blanco. Gonzalo Romero me dio una apuñalada en el estómago, y JJ Castillo me dio el tiro de gracia. Pero aun así, me quedaba una pequeña, pero lejana esperanza de color blanco, con un borroso número 7.

Ingresó Juan Carlos Plata, jugó sus últimos 30 minutos de su carrera como profesional. El coloso de concreto de la zona 5 rugía como si fuera un monstruo endemoniado, no era para menos. Había 23.000 personas en el Mateo Flores, tal vez más, si contamos la nueva parte de asientos. A esa “nueva parte” le llaman los árboles, los aficionados cremas y rojos que no encuentran lugar en las butacas azules del nacional se suben a los viejos y altos arboles situados en las afueras del estadio.

Mi agonía seguía cuando Tyson Núñez sufrió una horripilante lesión. Entró Brian Ordoñez, un chaval que solo tiene cosas buenas. Con esas mismas cosas buenas le intentó pegar al arco, su tiro salió frustrado por un milagroso pie escarlata, pero solo para él salió frustrado… Rolando Fonseca, el camiseta número 7, el capitán e ídolo crema, empalmo el balón marca Mitre y dejó a Jaime Penedo viendo como el tico le marcaba un auténtico golazo. Quién sabe de dónde salió el término “chilena”, pero así fue como marcó el nacido en San José.

Así, con el sufrimiento, con los gritos y con los goles nos fuimos a los tiempos extras, seguido de eso pasamos a los traicioneros penales. Desde el principio no debí haberme preocupado ya que nuestro meta es un gran arquero, pero cuando los cremas comenzaron a tirar desde el manchón del área, me preocupe…, todos se preocuparon. San Penedo le atinó al primer penal, e Iverton Páes mandó el balón al cielo en la segunda oportunidad alba.

Mis esperanzas volvieron cuando el número uno de mi equipo le detuvo el penal al paraguayo Diego Alfonso, y se aumentaron cuando Pablito Solórzano regaló el penal a un experto como lo es JJ. Farinha, no mandes a chavales con miedo a tirar penales en una final. El volante de contención caminó con claro miedo hacia la portería norte, tomo poca distancia y con un suave toque erró la pena máxima.

Y venía Fonseca, el héroe crema, si el tico la metía, el albo era campeón… Estaba a punto de gritar ¡campeones!, cuando Jaime Penedo detuvo el tiro de Fonseca. Temí lo peor. El próximo rojo en tirar fue Juan Carlos Plata, el 15 hizo su último gol en el estadio que lo vio crecer. Ahora era el turno de Jairo Arreola, ya estábamos en muerte súbita. El ‘77’ blanco la mando a la tribuna…, el coloso volvió a rugir…, si Marvin Ávila marcaba, los rojos se llevaban el tri campeonato. Y así… Así, casi se me van las esperanzas… Pero aquellos buenos recuerdos en donde veo a Diego La Torre marcar en La Pedrera frente a Cobán Imperial, me hicieron retomar la esperanza en JJ. Aquellos buenos recuerdos de los ancianos cremas que vieron jugar a su equipo frente a grandes clubes de la talla del Real Madrid, Boca Juniors, Santos o el Corinthians, y presenciaron como el club de sus amores no le temía a Puskas, Maradona, Pele o Di Stefano, ese…, ese mismo recuerdo hizo a toda la tribuna crema cantar “Crema, mi buen amigo…”. Y de la misma manera, Juan José Paredes lo entendió, y supo que este club necesitaba una alegría…, y así, fue como le detuvo el penal a Ávila.

Morales saldó su deber marcando el penal con una sutileza que dejo plantado en la grama a Penedo. Jaime Vides, un defensa con experiencia, maduro, y un ejemplar jugador, se encaminó a la potería y le pegó al balón… por un pequeño, pero eterno momento creí que ese balón iba directo a la portería. No fue así.

Y así fue como vi el mejor partido de mi vida. Vi a mi equipo ser campeón, y por primera vez lo disfrute… “¡Campeones!”, grite…

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