jueves, 7 de abril de 2011

Guatemala baila el son, y ahora cumbia

Por Javier del Cid.

Al hablar de Copas del Mundo pensamos en las grandes selecciones: la Uruguay del Maranacazo, el Brasil del 70’, la Naranja Mécanica, la Argentina de Maradona o la Furia Roja del 2010, siendo guatemalteco, nada de que sentirse orgulloso, hasta ayer.

El Mateo Flores había visto muchas cosas, noches mágicas, goleadas a Trinidad y Tobago, clasificaciones a la Hexagonal y victorias en el último minuto, como aquella ante Panamá, pero nunca, nunca en sus 61 años de historia, había visto algo así. El Coloso de Concreto se vistió con sus mejores galas para recibir a los gringos con 15,000 gargantas y más de 15 millones de corazones unidos por una razón: el fútbol. El jugador 12 no falló, y al unísono del “sí se puede”dejó sentandos a todos los gringos.

Estados Unidos salió confiado, en cambio, Guatemala con los ojos abiertos, sin nada que perder, pero con ganas de escribir la historia. Jugando al fuera de juego los chapines se vieron mal, en más de una oportunidad los gringos pudieron abrir el marcador en jugadas similares, pero la dicha de José Carlos García y la garra de José Javier Del Águila, Elías Enoc Vásquez, Manuel Romero y William Ramírez pesó mucho.

Minuto 32, Kendell Herrarte se dispone a cobrar un tiro de esquina. Guatemala estaba encima de las barras y las estrellas, el Quetzal volaba más alto que el Aguila Calva, y Tecún Umán vencía a Chuck Noris, Barack Obama, George Bush, Washington y Landon Donovan, ¡juntos! Llegó Gerson Lima, el heredero del 20, y con la cabeza volcó a un país, encendió un sueño y puso a bailar el son a todos los chapines.

Conor Doyle colocó el empate, pero tres minuto más tarde, Henry ‘Trotamundos’ López, con un derechazo puso a ganar a Guatemala, otra vez. Los chapines soñaban, lloraban, se comían las uñas, no podían creerlo. Terminó el partido. Se me quebró la voz, se me mojaron los ojos, se me aguadaron las piernas, lloré, se me paró el corazón, piel de gallina, calor, sudor, gritos… amor. En mi corta vida nunca había sentido algo así, los 90 minutos se sintieron eternos, pero los tres que el referí otorgó, fueron los más rápidos de mi historia.

Hoy siendo 7 de abril de 2011, sé lo que se siente ser campeón del mundo.

1 comentario:

  1. javier, estava leyendo tu blog y.. me hise popo. ajja nte, que bien escribis! keep it up nigga.
    -anyela.

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