Un partido no se gana en el minuto 1 y a un mundial no se clasifica 3 años antes. Pero todo debe empezar por algo. Esta selección de Guatemala ya está en algo. Y no lo digo porque hayamos perdido jugando un partido decente contra el “todopoderoso no digno de Concacaf” México sino porque la diferencia entre esta selección y la que vimos en enero en la copa UNCAF es abismal.
Todo es un proceso y a Almeida le tomó tiempo darse cuenta que también en el futbol los jóvenes no son el futuro de Guatemala sino el presente. La copa UNCAF en enero fue un desastre y cuando toda la esperanza estaba perdida apareció la selección sub 20 que nos demostró con una perfecta combinación de talento, garra y disciplina que los objetivos se pueden lograr; su premio: el mundial de Colombia.
Así como los sub 20 nos hicieron vibrar aquel 6 de abril, el sueño de cada guatemalteco es que nuestra selección absoluta nos de la inmensa alegría de ser mundialistas; una alegría que le caería muy bien a esta sociedad marcada por la violencia y la tristeza. Y esto no es difícil de lograr, esta selección que vimos en la Copa Oro es una buena manera de empezar a construir nuestro tan ansiado sueño. No es para nada imposible, pero ojo, queda mucho por hacer.
Aparte de la generación sub 20 antes mencionada existe otra generación que se robó el corazón de los chapines. Fue aquella sub 23 del preolímpico en 2008 (perdió la clasificación en penales contra Honduras) en la que estaban Pappa, el Moyo, Jerez entre otros titulares de la actual absoluta.
Entonces, ¿cuál es la clave del éxito? Una combinación entre esta sub20 y aquella sub23 en la actual mayor; es cierto que ya hay muchos de estas 2 en la actual selección pero ya es hora de deshacerse de las vacas sagradas (Chalo, Pando, Pezza, entre otros) eso sí, dejando un par de jugadores experimentados; en mi opinión con Cabrera y Ruiz es suficiente.
Y si ya se empezó a convocar a estos jugadores, entonces, ¿por qué no ganamos? Pues porque convocarlos es solo el primer paso, se les debe integrar, plantear un sistema de juego y trabajar muy duro hasta lograr los objetivos. En esto debemos colaborar todos, desde directivos hasta aficionados. Muchos de estos jóvenes no son titulares en sus equipos y eso hace más lento su progreso por lo que los equipos también deberían sacrificar a sus vacas sagradas en beneficio de estos jóvenes pero principalmente de Guatemala. Los directivos deben garantizar seguridad para que el aficionado vaya tranquilo al estadio y los aficionados deben tener un comportamiento ejemplar cuando vayan al estadio, así nuestro fútbol irá creciendo.
Estoy convencido de que esta generación de futbolistas es la mejor en mucho tiempo y por lo tanto esta es nuestra oportunidad de oro para llegar a ese esperadísimo mundial. Es cierto que los otros equipos de Concacaf han avanzado mucho en estos años, pero esta generación con un trabajo bien hecho puede de igual manera lograr el objetivo. Espero que entre octubre y noviembre de 2013 estemos celebrando el doble de lo que celebramos en abril de este año y también que hayamos callado muchas bocas, empezando por la del tal Faitelson. Pero para eso, hay que seguir trabajando.
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